Me he abierto las venas pero no una cuenta en facebook
Puedes agregarme ahora,
en este bar en esta mesa en esta copa,
puedes agregarme,
puedes,
puedes agregarme a ti a tu amiga a algo,
puedes agregarme ahora
que hemos puesto nuestros nombres boca arriba,
que hemos ido al baño alternativamente,
y hemos vuelto del baño sin defraudarnos
por la puerta trasera del local,
hay confianza, puedes
agregarme ahora,
que mis amigos me envidian y tus amigas
te compadecen, puedes,
me llamo Samuel, te llamas Teresa,
-te llamas María, te llamas Maite-
te he preguntado por tu nombre y me has preguntado
por Samuel, es mi nombre.
Puedes.
Son ya más de dos horas de decir
algunas tonterías esforzadas
a través de tantas canciones insufribles
con estribillos que poco colaboran
a entenderse, joder, puedes
agregarme ahora,
que he dicho que me gustas y he dicho
tonterías,
que me gustas,
y he dicho que tienes los ojos muy bonitos
y el pelo muy bonito
y la boca muy bonita,
puedes
perdonar la pobreza de mi vocabulario cuando me gustas,
puedes agregarme ahora que he abierto
mi corazón
como las puertas de un bar de vaqueros en Texas
o las puertas del Carrefour en Logroño,
cuando he abierto tantas veces la boca y los
brazos, y los ojos,
me he abierto las venas para ti esta noche,
puedes agregarme
de inmediato
y no decirme, mientras te marchas,
Samuel Yebra, te agrego en Facebook,
ese sitio donde estáis todos continuando
las cosas que quedaron a medias
en los bares que quedaron vacíos.
Pero yo no continúo en Facebook,
yo continúo por mi cuenta.
31 dic 10